miércoles, 10 de marzo de 2010

Catarsis

Exorcicemos de una vez nuestra melancolía,
soplemos las cenizas del dolor azotador
y dejemos que se disuelvan tenues en el viento
mientras nosotros vamos libres sobre el suelo.

Quitémonos la gris niebla de entre los ojos
y abrámolos de par en par. Recuerda el tesoro
que yace en lo profundo de tu océano azul
lleno de posibilidad, de sombra, de luz.

Arrojemos al vacio la bolsa llena de rocas
que nos empeñabamos en arrastrar durante horas.
Rebelémonos contra aquellas viejas cicatrices
que nuestro camino custodiaban cual esfinges.

Arranquemos hoy nuestra ya anticuada piel
y permitámonos en cada segundo rejuvenecer
para no temer forzar la cerradura y abrir
una nueva puerta para hacia el horizonte ir.

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